miércoles, 10 de abril de 2013

El lugar más feliz I. El taller de Mari Jose

El lugar más feliz es la cama y punto.. no hay más que decir así que pasemos al segundo. ¿Cual es el lugar más feliz? Si preguntas a un artesano, sin duda te dirá que es su espacio de trabajo, ese sitio maravilloso sobre el cual ponemos las manos en nuestros sueños. Este espacio puede ser tan pequeño como una silla donde tejer o una tabla de algunos centímetros donde engarzar piedras, a edificios gigantescos llenos de maquinaria y herramientas.. incluso solo existir en el espacio entre tu mente y un cuaderno.

Hace poco recordábamos como completábamos los ejercicios de nuestro primer curso de orfebrería (hecho en los talleres de la Armando Reverón, en Caño Amarillo) sentados en la cama o en el piso, usando las esquinas de las sillas para calar y soldando en la cocina, sobre las hornillas encendidas para ayudar al soplete de lápiz a calentar la pieza. Todas las herramientas y materiales cabían perfectamente en un maletín pequeño, y ese era nuestro espacio.


Las primeras herramientas
Los primeros años en España vivimos en una residencia estudiantil y se hizo más difícil hacer cualquier cosa, además porque las herramientas se quedaron en Venezuela, pero llegó el curso en Granda y fueron meses de actividad diaria, aprendizaje, trabajo duro y montones de alegrías, sobre todo porque aprendimos a trabajar en condiciones prácticamente ideales y contando con gran cantidad de herramientas. Los talleres de Granda, tanto de metal como de madera son enormes, en consonancia a la magnitud de los proyectos que son capaces de llevar a cabo.  El impulso volvió y las ganas que estaban dormidas, renacieron. Poco a poco he ido armando mi taller, y creo que en este punto tengo todo lo que necesito (todo lo que quiero es otra historia, jeje).

Granda. Un taller en condiciones
La semana pasada visité a mi amiga Mari Jose. Nos conocimos en Granda y desde la última vez que nos vimos ambas hemos ido ampliando nuestros recursos,  manteniendo el contacto a través de facebook. Siempre hablábamos de cuanto cuesta lograr un espacio (tanto de sitio como de tiempo) para trabajar en casa y la semana pasada me invitó a conocer su taller! Fue maravilloso verla moverse entre herramientas, cajas, cosas terminadas, madera, metales, cosas en proceso.. tiene cosas preciosas, ha incursionado en el mundo de los mercados medievales, restaurado muebles, y un sinfin de cosas más.

El taller de Mari Jose en plena actividad
Nos tomamos un café hablando de todo un poco, y me contó como en casa se le hacía imposible trabajar (herramientas cortantes, materiales raros, niño pequeño y gatos no es una buena combinación), por lo que había conseguido alquilar el local junto a otra compañera artesana. Cuando esta tuvo que irse hizo un esfuerzo para mantenerlo, pues finalmente había encontrado un lugar donde estar a sus anchas y finalmente estaba produciendo con regularidad. Y es que el trabajo desde casa es de por sí dificil, y se convierte en casi imposible cuando  implica el manejo de cosas peligrosas, ruido, sucio, etc.

Afortunadamente con el banco de trabajo siento que encontré mi espacio y me encanta que ella finalmente haya encontrado el suyo. 




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