Hace poco recordábamos como completábamos los ejercicios de nuestro primer curso de orfebrería (hecho en los talleres de la Armando Reverón, en Caño Amarillo) sentados en la cama o en el piso, usando las esquinas de las sillas para calar y soldando en la cocina, sobre las hornillas encendidas para ayudar al soplete de lápiz a calentar la pieza. Todas las herramientas y materiales cabían perfectamente en un maletín pequeño, y ese era nuestro espacio.
Las primeras herramientas |
Granda. Un taller en condiciones |
El taller de Mari Jose en plena actividad |
Afortunadamente con el banco de trabajo siento que encontré mi espacio y me encanta que ella finalmente haya encontrado el suyo.
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